Estos días he estado lidiando con una gran ansiedad. De hecho, hubo momentos en que sentía que perdía el control sobre mí misma; con taquicardia, dolor de cabeza y dificultad para dormir. Ha sido duro. Hace un año y medio me prometí que me tomaría la vida con más calma, que pondría mi paz como prioridad y que no dejaría que nada me volviera a hacer sentir ansiedad o miedo a perder el control. Sin embargo, el camino de las emociones no es lineal. Desarrollar una nueva faceta en el campo de los sentimientos es como cruzar una cordillera de montañas: para llegar al final, has de subir montañas y luego volverlas a bajar para llegar a la siguiente. Ese es el camino de la gestión emocional, una cordillera de subidas y bajadas, pero cada montaña que subes te hace mas fuerte, una version avanzada de ti misma, en el campo de la gestion emocional. Sin embargo, en mi caso, en esta ocasión me he caído de boca montaña abajo. Te cuento.
El día 8 de julio, el huracán Barryl pasó por mi casa con vientos de más de 120 km/h. El huracán tiró la valla del jardín, levantó tejas y causó otros daños que fueron necesarios arreglar. Dado que me había prometido a mí misma vivir en paz, pase lo que pase, me tome el tema con calma. Los días posteriores fueron un ir y venir de llamadas al seguro, al vecino con el que compartimos la valla, albañiles, etc. El resultado fue que el seguro no nos pagaba nada; todo corría a nuestra cuenta y teniamos que cambiar todo el tejado. En este punto, aunque mi nivel de paz se iba deteriorando, aún me encontraba bastante bien. Todo al final se arreglaria. Finalmente, siguiendo las instrucciones de mi albañil de confianza, arreglamos la valla, podamos un árbol enorme que podría poner en peligro nuestra casa en caso de un huracán más fuerte, y el tejado será reparado, no totalmente cambiado. Hasta ahí todo muy bien.
Cuando por fin, los albañiles terminan su trabajo y todo queda reparado, llega el momento de limpiar y dejar todo como estaba. Es ahí es cuando empezó a llover durante una semana consecutiva. El tema se alarga y mi paciencia se termina al ver pasar un dia de lluvia tras otro. Durante esta semana, ademas, el artículo de investigación en el que tanto he trabajado está atascado con la revista y no recibo noticias al respecto. Los emails de seguimiento solo dicen, en buenas palabras, que tengo que esperar. Además, el convite programado para la comunión del niño se suspende porque la dueña del local se rompe una pierna. Socorro!!!
Pero esto no es todo. Cuando por fin escampa, queda menos de una semana para celebrar mi cumpleaños en casa, por lo que tenemos que alternar el trabajo en la oficina y limpiar tras las obras. En conclusión, la ansiedad me puede y se apodera de mí. Ha sido realmente duro. El estrés me ha hecho trabajar en el jardín de casa cada día hasta las 9 de la noche, desde que salía de trabajar. Estoy muy cansada, pero el hacer, cerrar capítulos, buscar soluciones y, lo que yo llamo, pelearme con la vida o ir contra la corriente, es lo único que calmaba mi ansiedad. ¿Seguro? Lo cierto es que no. Por mucho que hago, trabajo en el patio, trato de solucionar problemas, la ansiedad no para. ¿Qué puedo hacer? No quiero esto, me digo a mí misma. Tengo miedo de que este nivel de ansiedad me produzca una enfermedad.
Esta mañana, al llegar al despacho, no me podía concentrar, un síntoma de estrés y cansancio. Por lo que he dedicado unos minutos a leer el libro "Sanar la herida materna" de Bethany Webster. En su capítulo sobre "El Duelo", ella habla de la importancia de abrazar y aceptar nuestro malestar. Cuando no nos encontramos bien, es humano luchar contra eso. Queremos terminar con lo que sea que nos produce estos sentimientos, sin embargo, esta lucha aún nos crea más malestar. Leer esto ha sido revelador en este momento de mi vida. Realmente lo necesitaba. He visualizado todas las cosas que tengo por hacer: terminar el patio, arreglar el tema de la comunión, el artículo, y otras responsabilidades que dependen de mí. El cuerpo me ha comenzado a temblar, sentía mi estrés directamente en todo el ser y lo he aceptado. Estoy estresada por toda la pila de cosas que tengo que hacer pero he decidido dejar de luchar, solo sentir mi malestar.
Sentir el dolor que llevamos dentro es un acto de resignación. Siempre odié la resignación y mírame ahora, aceptándola. Resignarte a sentir tu dolor puede parecer fácil, pero lo cierto es que es dificilísimo, especialmente cuando va ligado a un miedo irracional. Sin embargo, tu sufrimiento es una puerta, es ahí donde duele donde está la herida que hay que sanar. Al aceptar tu malestar, mientras sientes compasión por ti misma y te tratas con el amor que anhelas, te proporcionas la cura para esa herida.
Ese niño que llevamos dentro, te incita a seguir con los patrones habituales. Seguir actuando de la misma manera, pero eso no te hace avanzar, te hace quedarte ligada al sentimiento de vacío e inequidad constante. Sé que da miedo enfrentarte a tus emociones, pero estás a salvo cuando lo haces. No necesitas compartir tu proceso de sanación con nadie, esto es solo tú, contigo misma (o con la ayuda de un profesional preferiblemente). No hay nada de lo que avergonzarse. Sé que este proceso te hace sentir tonta, pero no lo eres. Eres valiente por enfrentarte a tus miedos e inteligente por saber que esto es lo mejor para ti.
Llevas toda la vida siguiendo todo aquello que te enseñaron, incluso negándote a ti misma para ser aceptada por otros. Sin embargo, tu verdadero yo está ahí, detrás de ese dolor que no te atreves a enfrentar. Tu verdadera identidad te pide que la saques a flote, y este deseo es mayor que cualquier miedo a sufrir. De hecho, cuando sacas a flote tu yo más auténtico, te sientes bien, te sientes plena. Este sentimiento bien merece enfrentarte a todo lo que no te haga sentir de esta manera. Ser consciente de nuestro sufrimiento, sea miedo, anhelo de amor o cualquier otro, hace que salga de ti tu verdadera identidad. Lo más auténtico y maravilloso de ti está tras esa emoción. Tener la valentía de abrazar nuestros sentimientos es el primer paso para deshacerte de ellos y alcanzar tu máximo potencial.
Solo así, al enfrentarte a tu dolor, sin prisas por anestesiarlo, es como creces en la gestión de las emociones. Al abrazar tu malestar, estás subiendo la montaña. Es dura la subida, pero serás más fuerte cuando llegues a la cima. Tu felicidad no está fuera, tu felicidad está dentro de ti, tras todas esas capas de miedos e inseguridades, pero tú puedes hacerla brotar como un manantial de agua constante.
Ejercicio de Autodescubrimiento: Aceptación y Compasión
Encuentra un Lugar Tranquilo: Dedica 10-15 minutos en un lugar donde te sientas cómodo y sin interrupciones.
1. Respira Profundamente: Inhala profundamente por la nariz y exhala lentamente por la boca. Repite varias veces hasta sentirte más relajado.
2. Identifica tu Malestar: Cierra los ojos y concéntrate en las áreas de tu cuerpo donde sientes tensión o incomodidad. Reconoce estas sensaciones sin juzgarlas.
3 Acepta tus Sentimientos: Permítete sentir cualquier emoción que surja. Repite en tu mente frases como "Está bien sentirme así" o "Acepto este malestar".
4. Practica la Compasión: Imagínate consolando a un amigo que siente lo mismo que tú. ¿Qué le dirías? Luego, dite esas mismas palabras a ti mismo.
5. Escribe en tu Diario: Después del ejercicio, anota tus experiencias y cualquier revelación que hayas tenido. Escribir te ayudará a procesar y entender mejor tus emociones.
Espero que estos ejercicios y reflexiones te ayuden a manejar tu ansiedad y a descubrir tu verdadero yo.
Comparte tus pensamientos y experiencias en los comentarios.
Gracias por leer mi articulo.
¡Que tengas una maravillosa vida!💗
Este blog se fundamenta en mis experiencias personales y en cómo mi infancia ha influido en mi vida, así como en mi actual búsqueda de crecimiento personal. Aunque este contenido puede equipararse al de un profesional de la salud mental, es importante tener en cuenta que no soy uno. Si crees que estás enfrentando problemas mentales o emocionales, te recomiendo encarecidamente que busques ayuda profesional. Personalmente, cuento con una terapeuta excepcional que me brinda un gran apoyo en este proceso que comparto contigo.
Este blog es una exposición de mis percepciones y opiniones personales; por lo tanto, no tiene la intención de brindar ningún tipo de tratamiento o terapia.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Gracias por compartir tu opinión.