Para desarrollar una autoestima sólida, es imprescindible que reconozcas que eres el responsable de tu propia vida. La confianza en ti mismo se construye cuando aceptas que eres responsable de tus acciones, palabras y decisiones. No puedes fortalecer tu autoestima si continuamente culpas al mundo o a los demás por lo que te sucede o deja de suceder. Como adulto funcional, tienes el poder de decidir en función de las circunstancias, y es fundamental que asumas la responsabilidad de tus elecciones. Esto también forma parte de madurar como persona, lo cual no se trata solo de cumplir años.
Por ejemplo, recientemente pasé tiempo con mi amiga Susana y su hijo, quien tiene problemas de conducta dentro y fuera de la escuela. El niño tiene un temperamento fuerte y no suele razonar. La relación con sus padres es tóxica, ya que no se tratan con respeto, creando un clima muy estresante para todos. Susana, a pesar de ser una gran persona, se enfoca únicamente en lo que no puede controlar y culpa a estos factores de los problemas de su hijo: “Es que tiene una personalidad muy difícil”, “Es que el colegio no hace esto o aquello”, “Es que yo no puedo hacer nada...”. Pero no se centra en lo que sí puede hacer para ayudar a su hijo: enseñarle respeto tratándolo con respeto, pasar tiempo de calidad con él, mostrarle amor, buscar ayuda profesional, leer sobre el tema y aplicar lo aprendido. Al decir “no puedo hacer nada” y no tomar acción, la situación solo empeora.
Hacerte responsable de tus acciones y de tu vida no tiene nada que ver con los demás y todo que ver contigo mismo. Se trata de respetarte y ser honesto contigo. Aceptar que tus elecciones, incluso las que tomas de forma inconsciente, tienen un impacto directo en tu vida y en tu bienestar emocional.
Por ejemplo, puedes decidir no enfrentar un problema y quedarte en tu zona de confort. Esa es una elección válida, pero no puedes culpar a otros o al destino por las consecuencias de tu inacción. Dejar de asumir la responsabilidad de tus decisiones te coloca en una posición de víctima, donde sientes que la vida te sucede en lugar de ser tú quien la dirige. Sin embargo, cuando tomas las riendas de tu vida y aceptas que tus acciones tienen consecuencias, positivas o negativas, dejas de buscar culpables y comienzas a buscar soluciones. Esta actitud te da poder y te permite sentir que tienes el control sobre tu destino, lo cual, a su vez, alimenta tu autoestima. Aceptar la responsabilidad te da la libertad de actuar, cambiar lo que no te gusta y crear la vida que deseas.
Es importante entender que ser responsable no significa ser perfecto ni tener todas las respuestas. Se trata de reconocer tus aciertos y tus errores sin castigarte por ellos. Todos nos equivocamos; lo crucial es darnos cuenta de que los errores son una oportunidad para crecer y ajustar nuestras acciones para obtener mejores resultados en el futuro. Aunque no puedas controlar todo lo que te sucede, sí puedes controlar cómo reaccionas y qué haces con lo que la vida te presenta.
Por ejemplo, este año, cuando viajaba a España desde Dallas, el avión aterrizó de emergencia en Nueva York porque uno de los baños se desbordó. Nos sacaron a todos del avión y nos dijeron que pasaríamos la noche en la ciudad. Sin nuestras maletas, nos alojaron en un hotel que la compañía aérea organizó. A la mañana siguiente, necesitaba una ducha urgente, pero no tenía ropa interior para cambiarme. Mi marido, que es un sol, salió del hotel y compró ropa interior, calcetines y otros artículos básicos para continuar el viaje. Fue un percance frustrante, pero hicimos lo mejor que pudimos para estar cómodos. Sin embargo, al llegar al aeropuerto y reunirnos con el resto de los pasajeros, algunas personas parecían niños quejándose sin cesar por no tener su maleta. Este es un ejemplo puntual y sencillo, pero se puede aplicar a todas las facetas de la vida. Pregúntate: ¿qué puedes hacer tú para sentirte mejor con tu vida y contigo mismo? Leer este post ya es un gran primer paso.
Tomar responsabilidad por tu vida es un acto de amor propio. Es reconocer que eres la única persona que puede definir tu camino y que, a pesar de las circunstancias externas, siempre tienes el poder de decidir cómo responder y qué dirección tomar. Cuando asumes esta responsabilidad, no solo fortaleces tu autoestima, sino que también te das la oportunidad de vivir una vida más auténtica, libre y satisfactoria.
En resumen, cultivar una autoestima fuerte requiere valentía y compromiso. Es decidir que, pase lo que pase, eres responsable de tu bienestar y felicidad. Esto no siempre es fácil, pero es el único camino para convertirte en la mejor versión de ti misma. ¿Estás listo para tomar las riendas de tu vida y construir la autoestima que mereces?
**Reflexiona sobre en qué áreas de tu vida puedes tomar más responsabilidad y mejorar. Aquí van algunas preguntas para ayudarte en este proceso:**
1. ¿Qué puedes hacer para mejorar tu nivel de responsabilidad en tu hogar?
2. ¿Qué puedes hacer para mejorar tu nivel de responsabilidad con tu pareja? Recuerda, no puedes controlar lo que hace la otra persona, pero sí puedes controlar tus acciones y tus emociones.
3. ¿Qué puedes hacer para asumir más responsabilidad con tus hijos?
4. ¿Qué puedes hacer para ser más responsable en tu trabajo?
5. ¿Qué puedes hacer para ser más responsable con tu economía?
6. ¿Qué puedes hacer para ser más responsable contigo misma? ¿Cómo puedes cuidarte más y sentirte mejor?
7. ¿Qué áreas de tu vida necesitan un nivel más elevado de responsabilidad? ¿Qué harás para ser más responsable en estas áreas?
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